Quique había sido uno de los más importantes representantes de su generación en el toque gracias a una personalidad arrolladora que había desarrollado desde muy joven. Fue alumno de Antonio Osuna, como tantos guitarristas sevillanos, y pronto destacó en el acompañamiento al cante, donde arropó durante sus años de esplendor a todas las grandes figuras del momento, desde Aurora Vargas a José Mercé, entre otros muchos.
Grabó varios discos, algunos de ellos muy reconocidos por los tocaores posteriores, como «De maera» o «Amanece el día», obras en las que Paredes exhibió una técnica impoluta y una música que suponía una evolución de la escuela sevillana del toque, iniciada por el Niño Ricardo y continuada en la actualidad por maestros como Manolo Franco o Rafael Riqueni. Sin embargo, cuando se encontraba en el momento más dulce de su carrera, Quique Paredes sufrió un accidente de tráfico del que se salvó tras numerosas operaciones. Pero ya nunca pudo recuperar la movilidad completa de su brazo derecho, por lo que se vio obligado a retirarse. En los últimos años se había reciclado como representante de artistas, ya que siempre fue alguien muy querido por los flamencos. Pero cuando se encontraba de nuevo a pleno rendimiento, una operación que a priori no revestía gravedad le ha provocado una parada cardiorespiratoria irreversible.
A quique Paredes o he presentado en muchos festivales de flamenco. En los últimos años, tras su accidente y la imposibilidad de tocar la guitarra, acompañaba a Antonio Pulpón, representante de artistas. La ultima vez, lo salude en el festival de Ojén de hace un par de años.
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